jueves, 26 de noviembre de 2009

Ella iba tomada de su brazo, como si del cuerpo de él dependiera su equilibrio, de a ratos lo miraba sonriendo, entonces no pasaban dos segundos y los dos estaban tentadísimos hasta las lágrimas... Y la gente no entendía.Otras veces ella iba cansada o triste o en la nada, y él no paraba de hablar, decía una sarta de barbaridades sólo para hacerla reír... Y la gente se escandalizaba.Y a veces ella le explicaba que esto sí, y aquello nunca, que la vida era ese caminito que se va marcando de a poco y buscando el rumbo, que nunca hay que olvidar, que siempre hay que crecer, que en algo hay que creer, y que tiene miedo que le rompan el corazón. Y él que a veces la entendía y otras solo la escuchaba, mucho más simple, le decía que lo bueno está por venir, y los ojos le brillaban... Y la gente no importaba.Pero la gente, que importa o no, siempre habla. Y de ellos se decían muchas cosas, que parecían raros, a veces tiernos, a veces tontos. Pero todos coincidían en que eran un par de locos.¿Loca ella? ¿Loco él?¿Locos por reír en un mundo en donde abundan las caras serias?¿Locos por animarse a decir en un mundo donde muchos se dejan callar?¿Locos por no hacer lo que hacen los demás?¿Locos por no hacer lo normal?Locos ellos, en un mundo de cuerdos. Más locos que una cabra. Con los cables cruzados. Bien locos.Sí, dos locos eran, pues la locura es el poder ver más allá. Y ellos sabían mirar, mas sabían sentir, mas sabían bajarse un poquito del cielo a los pies, acompañándose, riéndose, amandose.Locos de amor. Locos lindos. Locos alegres.Un par de locos.

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